El sufrimiento es la falta de aceptación.
La aceptación es el fin del sufrimiento.
La idea de la muerte es cultural, por cultura tememos la muerte.
El apego a la materia y a lo que somos físicamente nos hace presos de nuestro miedo.
Cuando alguien conciente o inconsciente decide unirse a la energía universal,
deja atrás su cuerpo y todo lo que tiene que ver con la densidad que nos hace ser personas físicas.
No somos cuerpo, no somos materia. Este hecho es el más difícil de asumir, porque estamos apegados
a todo cuanto vemos, todo aquello que tiene un valor y un volumen.
Dar el paso hacia el SER esta lleno de AMOR.
SER sin cuerpo es la unión con el TODO.
Porque la energía nunca muere, solo se transforma.
Por esta misma ley todo ser sin cuerpo es pura energía y cuando transitamos hacia algo tan desconocido como la muerte,
cada vez soltamos un poquito más de nuestra carga densa, para finalmente SER.
SER con todo la energía pero sin físico que la almacena.
Es difícil entender cuando pensamos con nuestro cerebro físico de nuestro cuerpo denso.
Lo injusto que pensamos que es, siempre viene de la no aceptación, el no querer desapegarse.
Y como cualquier pensamiento, puede ser cambiado por la aceptación y el desapego.
La vida empieza a morir cuando se nace.
El tiempo que se utiliza y se vive entre el nacimiento y la muerte, es un regalo de la vida en su máxima expresión
y el tiempo sigue siendo, en la densidad humana, una medida que ya no utilizamos cuando falte nuestro físico.
Pasamos a ser energía libre y llena de pura conciencia.
Un punto negro puede ser vacio, pero por lo contrario, un punto negro, es la in-expresión de la nada
que al mismo tiempo lo contiene todo. Solo no se ha expresado.
Es pura energía con todas las cualidades para expandirse. Cuando se expresa sucede la vida.
Nacer y morir, así es, como un latido de expresión y conciencia.
Expresión cuando vive en lo físico, conciencia cuando vive en lo energético.
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